
La infección por sífilis se suele adquirir con el contacto sexual con una persona infectada, aunque también puede transmitirse de otras formas.
Suele manifestarse al principio con la aparición de una llaga o úlcera indolora en los genitales, la boca o el recto. A esta llaga pueden seguirle otros síntomas como erupciones en la piel, condilomas, fiebre e indisposición general, entre otros.
Las llagas causadas por la sífilis pueden facilitar el contagio del sida. Asimismo, durante el embarazo, puede provocar la infección del feto, defectos congénitos e incluso abortos. Si se detecta a tiempo, la enfermedad se puede curar fácilmente con antibióticos. Por todo ello, ante cualquier sospecha es muy importante acudir al dermatólogo para evitar el contagio a otras personas y la progresión de la infección.