El lipoláser, una solución definitiva para el exceso de sudor

El lipoláser, una solución definitiva para el exceso de sudor

Se calcula que hasta un 3% de la población sufre algún tipo de sudoración excesiva y que para cerca de un 1% es un problema importante con repercusiones muy negativas tanto a nivel físico como emocional, ya que les genera situaciones desagradables a nivel personal, laboral y social.

Cuando la sudoración excesiva es consecuencia de otra patología, se conoce como hiperhidrosis secundaria; mientras que si se concentra en determinadas zonas (axilas, palmas de las manos o plantas de los pies) y no hay causa aparente, se denomina hiperhidrosis primaria o focal. Esta última hiperhidrosis es la que origina los mayores problemas, porque no depende de momentos puntuales ni situaciones concretas.

Para diagnosticar la hiperhidrosis es suficiente con la exploración facultativa por parte del dermatólogo y la realización de la prueba del yodo-almidón. Se apilca una solución de yodo en la zona que presenta sudoración y, después de secarse, se extiende el almidón, que se vuelve de color azul oscuro si la zona presenta un exceso de sudoración. 

En IDERMA empleamos el láser subcutaneo o lipoláser para tratar los problemas de hiperhidrosis. Esta tecnología láser nos permite eliminar de forma definitiva la hiperhidrosis axilar de forma rápida, sencilla y segura.

El procedimiento consiste en la realización de una mínima incisión de 1,5 mm, aprovechando un pliegue o línea natural de la axila de manera que las cicatrices son prácticamente imperceptibles. Posteriormente se introduce la cánula de fibra óptica de 1 mm conectada al láser que, mediante la irradiación de un determinado tipo de luz sobre las glándulas sudoríparas, hace que estas vayan acumulando calor, consiguiendo así su destrucción sin dañar los tejidos y estructuras circundantes de la piel. 

Precisamente este calor producido por el láser induce a la contracción del colágeno del tejido subcutáneo, de forma que evita que la piel quede 'descolgada'. Asimismo, evita que los vasos sanguíneos sangren, ya que los coagula inmediatamente. Por tanto, la inflamación y la contusión de esta cirugía son mínimas, contribuyendo a una rápida recuperación del paciente, que en el intervalo de 24-48 horas retoma sus actividades cuotidianas. 

Los resultados, que son definitivos, se apreciarán al mes de realizar el tratamiento. 

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